Juan Mascardi responde al cuestionario que Fernando Varea envió a todos los ganadores del Programa Estímulo a la Realización Audiovisual y publicó en su blog Espacio Cine. Incluimos debajo las respuestas de Juan. La nota completa puede consultarse haciendo click aquí.
¿Dónde y cómo fue su formación como realizador audiovisual?
Estudié Comunicación Social en la UNR y me especialicé en Periodismo Televisivo en la Escuela de Cine y TV de San Antonio de los Baños de Cuba. Trabajo en la tele desde que llegó el cable a mi ciudad, Colón. Fue determinante mi participación como auxiliar docente en la cátedra Taller de TV en la UNR junto a Elbio Córdoba durante 4 años. Él es un gran referente. Mi base es la televisión.
¿Cuáles son las características de su proyecto?
Es un ciclo de documentales para TV, de cuatro capítulos, cada uno de ellos vinculado con un elemento: aire, fuego, agua y tierra. A su vez, en cada programa, se narran cuatro historias de personajes santafesinos que se vinculan con las sustancias. Como característica particular, en cada capítulo habrá algo de poesía y animación, pero preferiría adelantar estos detalles más adelante.
¿Cuáles son sus expectativas?
La TV regional está muy lejos de la porteña. Los programas existentes insisten en la entrevista como elemento narrativo básico. No hay que desecharla, pero también hay que apostar por otros formatos, como Cabeza de ratón, Bótelos o Cables Cruzados, por citar algunos ejemplos. Pareciera que los realizadores y las gerencias locales transitan por caminos paralelos que jamás se encuentran. Y los horarios para las producciones locales siempre son de madrugada. Mis expectativas son poder consolidar este formato en la TV regional y luego poder proyectarlo a nivel nacional, ya que, si bien contamos historias muy locales, las pensamos para un público universal. Sería bueno poder pensar en alternativas televisivas diferentes sin mudarse a Buenos Aires.
¿Qué hechos de su vida, películas o directores influyeron en su pasión o interés por el cine?
Por un lado, el mejor programa de mi infancia siempre fue ir al cine. El primer documental que ví fue Evita (Quien quiera oír que oiga), la de Eduardo Mignogna donde Flavia Palmiero actúa de Eva adolescente. Yo tendría 9 años. Recuerdo que muchos se paraban de las butacas, gritaban, puteaban y se iban. Años complicados con una democracia de estreno. Yo me emocioné tanto con la historia y con el género, fue significativo y caló profundo. Otro hecho importante fue ver La escuela de la señorita Olga, de Mario Piazza, cuando estaba comenzando mi carrera universitaria. Admiro la simpleza profunda que posee Mario para contar sus historias. Pero mi formación viene más por el lado de la tele. De chico me compraba la revista TV Guía y me estudiaba las programaciones de todos los canales de TV de Argentina, y no me perdía Titanes en el Ring, el primer reality de Argentina. De todos modos, el programa con el que empecé a sentir una atracción especial hacia el medio fue La noticia rebelde, genios totales, de vanguardia. Como influencia directa, sin dudas, El Otro Lado y El Visitante, los ciclos conducidos por Fabián Polosecki, y haber trabajado durante cuatro años en Crónica TV, canal comandado por Héctor Ricardo García, uno de los inventores de la tele en Argentina, que siempre se arremangaba en busca de la noticia.
¿Dónde y cómo fue su formación como realizador audiovisual?
Estudié Comunicación Social en la UNR y me especialicé en Periodismo Televisivo en la Escuela de Cine y TV de San Antonio de los Baños de Cuba. Trabajo en la tele desde que llegó el cable a mi ciudad, Colón. Fue determinante mi participación como auxiliar docente en la cátedra Taller de TV en la UNR junto a Elbio Córdoba durante 4 años. Él es un gran referente. Mi base es la televisión.
¿Cuáles son las características de su proyecto?
Es un ciclo de documentales para TV, de cuatro capítulos, cada uno de ellos vinculado con un elemento: aire, fuego, agua y tierra. A su vez, en cada programa, se narran cuatro historias de personajes santafesinos que se vinculan con las sustancias. Como característica particular, en cada capítulo habrá algo de poesía y animación, pero preferiría adelantar estos detalles más adelante.
¿Cuáles son sus expectativas?
La TV regional está muy lejos de la porteña. Los programas existentes insisten en la entrevista como elemento narrativo básico. No hay que desecharla, pero también hay que apostar por otros formatos, como Cabeza de ratón, Bótelos o Cables Cruzados, por citar algunos ejemplos. Pareciera que los realizadores y las gerencias locales transitan por caminos paralelos que jamás se encuentran. Y los horarios para las producciones locales siempre son de madrugada. Mis expectativas son poder consolidar este formato en la TV regional y luego poder proyectarlo a nivel nacional, ya que, si bien contamos historias muy locales, las pensamos para un público universal. Sería bueno poder pensar en alternativas televisivas diferentes sin mudarse a Buenos Aires.
¿Qué hechos de su vida, películas o directores influyeron en su pasión o interés por el cine?
Por un lado, el mejor programa de mi infancia siempre fue ir al cine. El primer documental que ví fue Evita (Quien quiera oír que oiga), la de Eduardo Mignogna donde Flavia Palmiero actúa de Eva adolescente. Yo tendría 9 años. Recuerdo que muchos se paraban de las butacas, gritaban, puteaban y se iban. Años complicados con una democracia de estreno. Yo me emocioné tanto con la historia y con el género, fue significativo y caló profundo. Otro hecho importante fue ver La escuela de la señorita Olga, de Mario Piazza, cuando estaba comenzando mi carrera universitaria. Admiro la simpleza profunda que posee Mario para contar sus historias. Pero mi formación viene más por el lado de la tele. De chico me compraba la revista TV Guía y me estudiaba las programaciones de todos los canales de TV de Argentina, y no me perdía Titanes en el Ring, el primer reality de Argentina. De todos modos, el programa con el que empecé a sentir una atracción especial hacia el medio fue La noticia rebelde, genios totales, de vanguardia. Como influencia directa, sin dudas, El Otro Lado y El Visitante, los ciclos conducidos por Fabián Polosecki, y haber trabajado durante cuatro años en Crónica TV, canal comandado por Héctor Ricardo García, uno de los inventores de la tele en Argentina, que siempre se arremangaba en busca de la noticia.
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